Amparo Sard

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AMPARO SARD Y RUTH POLLEIT RIECHERT EN CONVERSACIÓN – VISITA DE ESTUDIO EN MALLORCA

 

Texto: Ruth Polleit Riechert
Traducción: Ian Soler
Fotos: Marcos Domingo

 

Ruth Polleit Riechert: Amparo, la primera obra que he visto tuya fue una instalación, realizada en un material muy frágil, que parecían piezas de ropa colgadas en una habitación. En ese entonces, en el 2000, todos en nuestro equipo de curadores ya se habían dado cuenta de que esto era algo muy especial y usted ganó el concurso de Deutsche Bank sobre “Identidad”. Han pasado muchas cosas en tu desarrollo artístico desde entonces. ¿Hay algo que consideraría como aspecto más importante en lo que respecta a sus temas?

Amparo Sard: En mi trabajo siempre hay una lucha entre contrarios, el material puede ser frágil, pero los referentes utilizados en los dibujos pueden aportar un concepto que nada tiene que ver con la fragilidad. O por el contrario, algo que parece inocente, se presenta en dimensiones exorbitantes o monumentales que desbordan al espectador y la comprensión de éste. Esa tensión, de alguna manera, está siempre en mi trabajo, tanto en papeles perforados, como esculturas de fibra de vidrio, pinturas en resina o en videos. Es una tensión que no solo está en los materiales, dimensiones e imágenes utilizadas, sino que también se extiende y afecta a los temas de mi obra, que siempre hace referencia a la contemporaneidad individual y social que hemos tenido que vivir.

Ruth Polleit Riechert: Todavía podemos ver la técnica perforada pero también nuevos materiales en sus trabajos recientes. ¿Cómo sucedió esto y qué significado tiene para ti el material y la técnica?

Amparo Sard: Los artistas necesitamos sorprendernos constantemente con lo que hacemos. Esa es la razón por la que evoluciona la obra de un artista. En mi caso, todo empezó con el papel perforado. En esta evolución: los papeles iban creciendo de tamaño, por ejemplo, pero luego llega un momento en que el papel es demasiado frágil para alcanzar las dimensiones que necesitaba. Por eso comencé a trabajar con esculturas de fibra de vidrio. Se trata de una técnica que te permite trabajar con unas dimensión te conectan con otro tipo de emociones, que la intimidad de un pequeño papel blanco no te puede traer, y viceversa, por eso sigo trabajando con todas las técnicas y dimensiones. Pero cuando cambias de material, también cambian todos los resortes y sus significados conceptuales. Eso es lo que pasó con mis agujeros también; han pasado de ser perforaciones que dibujan, a ser agujeros por donde pasa una acción, supurar, por ejemplo. Supurar es una palabra que transmite el mismo siniestro que algunos de mis dibujos, sin tener que apoyarme en una narrativa. Es una acción y además hace referencia a la materia y a la deformidad. Hoy los materiales son muy importantes en el arte, es decir, la calidad física de estos. Cómo se doblan, cómo reaccionan a la manipulación del artista, cómo se deforman. Están transmitiendo mucho más de lo que pensamos.
En el pasado, la imagen, el símbolo, era muy útil para transmitir la “visión” del artista, hoy en día, todo lo que se nos presenta a través de las pantallas, o de nuestros ojos al exterior, puede ser falso. Pero saber cómo nuestra percepción reacciona a esos cambios materiales, a las deformaciones, a lo siniestro, es algo muy poderoso para los artistas de hoy. Porque la mirada no esta dirigida hacia fuera, sino que está conectando al espectador desde los ojos hacia el interior, donde no hay fake news.

Ruth Polleit Riechert: Su trabajo se mostró en más de 30 exposiciones individuales y está representado en colecciones de gran prestigio. ¿La exposición internacional ha tenido alguna influencia en su trabajo?

Amparo Sard: Llegar a interactuar internacionalmente es una posición a la que se llega después de mucho trabajo. Viene cuando estás listo, como todo en la vida. Una vez que llegas ahí, eso significa aún más trabajo. Durante ese tiempo viajas, exhibes, ves arte, todo abre tu mente sin que te des cuenta. El peligro entonces es adaptarse a la tendencia de un arte global. Eso puede estar bien, aunque si no tienes cuidado puedes perder subjetividad.

Ruth Polleit Riechert: Recientemente descubrimos que aunque hay muchos alemanes en Mallorca cada año, no hay tanto conocimiento sobre los artistas mallorquines en Alemania. Por eso empezamos a pensar en nuevos proyectos.

Amparo Sard: Con las tecnologías, la información está en un “clic”. Todo se puede observar y conectar. El mundo del arte está cambiando, se vuelve pequeño, lo mismo ocurre con el planeta. Parece que hoy en día ya no es un hándicap ser de un lugar u otro, si tus fotos de Instagram son buenas, eso es lo que cuenta. Con eso quiero decir que hoy el mundo se vuelve visual, y eso es para facilitar transmitir eficazmente más emociones. Lo estamos aprendiendo muy rápido, no solo los artistas, sino también los galeristas y los espectadores. La vida es rápida, o líquida como diría Zygmunt Bauman. Sentir es un acto muy rápido, y hoy no da tiempo para ver de dónde es un artista u otro. Por eso era evidente que Alemania y Mallorca acabarían teniendo puntos en común en torno al arte, porque llevamos mucho tiempo compartiendo.

Ruth Polleit Riechert: También tienes eres profesora en la Universidad de Barcelona. ¿Qué es lo que más te gusta de trabajar con estudiantes de arte?

Amparo Sard: Hablar de arte siempre me resulta gratificante, sobre todo con los alumnos de último curso, aquellos que ya están preparados para salir al mundo real y que aún mantienen la máxima ilusión. Pero hay un momento que disfruto muchísimo, cuando los alumnos de primer año aprenden a gestionar su creatividad, cuando ponen en marcha los mecanismos de la misma. Es el momento en el que se dan cuenta de que la carrera que han elegido es la acertada y que probablemente será muy importante para darle sentido a su vida. Cuando pasa hay un cambio en su mirada y en el comportamiento durante los talleres, es algo muy especial.

Ruth Polleit Riechert: Divides tu tiempo entre Barcelona y Mallorca. ¿Dónde trabaja principalmente la artista Amparo Sard? ¿O no hay ninguna diferencia en cuanto a ubicación?

Amparo Sard: Cuando entro en el estudio no importa si estoy en Mallorca, Barcelona o en cualquier parte del mundo. Cuando cruzo las puertas, mi cerebro se desconecta del mundo exterior. Me pasa lo mismo en los aeropuertos, cuando entras en uno no puedes hacer nada que tengas pendiente. No estás ni en el lugar de salida ni al que vas. Por eso es uno de los mejores lugares para sacar mis ideas, sin distracciones.

Pero después de esos comentarios, debo decir que, aunque todos los lugares de trabajo son iguales para mí, cuando salgo del estudio y estoy en Mallorca mi felicidad es absoluta.

Amparo Sard y Fernando Gómez de la Cuesta, reflexiones en tiempos de pandemia

 

9 / 11 / 2020

Amparo Sard, artista, y Fernando Gómez de la Cuesta, comisario, crítico de arte contemporáneo y presidente de la ACCAIB (Associació de Comissaris i Crítics d’Art de les Illes Balears), reflexionan sobre el papel del artista y las instituciones públicas en tiempos de pandemia.

 

La Unesco ya lo ha alertado: es preciso poner los medios adecuados para que todo ese esfuerzo no corra el riesgo de verse reducido a la nada. Si no es así, muchos artistas y creadores no podrán ejercer sus oficios y eslabones enteros de la cadena de valor –teatros, cines, salas de espectáculos, medios comunitarios de comunicación e información, etc.– corren el peligro de desaparecer.

Amparo Sard: “Acaba de salir un BOE donde se lee que se ayudará a los artistas. Algo así se titula el apartado que hace referencia al tema: “Medidas de apoyo y de protección por desempleo de artistas y otros profesionales que desarrollan su actividad en las artes escénicas y espectáculos públicos”. Pero cuando continuas leyendo te das cuenta de que queda bien claro que hace referencia a los “artes escénicas, espectáculos públicos y artistas EN espectáculos públicos.” Están muy bien esas ayudas para luchar contra los efectos sociales del Covid, pero se quedan cortas. De nuevo los artistas contemporáneos seguimos en el olvido. En la falta de consideración. Ahora se hace más evidente lo inestable que es la vida del artista contemporáneo, porque ni siquiera es considerado dentro de su gremio. Los artistas empezamos nuestra carrera viviendo del aire, porque lo que hacemos es una necesidad, yo diría casi angustiosa, aunque te acostumbras y la angustia se maquilla y parece que desaparece. Y así sigue viviendo del aire cada vez que se lo ponen difícil a lo largo de su carrera. Por lo que vemos, lo seguirá haciendo en ese aspecto. No estoy hablando de las ayudas por insularidad que el Institut d’Estudis Baleàrics ofrece a los artistas, un gran trabajo, no obstante es algo que nos toca por ley, como pasa con los descuentos de residente en los billetes de avión, por ejemplo. Producir en Mallorca sale caro, y sacar la obra de la isla también. Me estaba refiriendo a la consideración del artista como colectivo integrante de una sociedad. Los artistas trabajan con las emociones, algo intangible, y así lo es su materia prima y la consideración que despierta”

La Unión de Artistas Contemporáneos de España, que agrupa a la mayoría de las asociaciones del sector, ha hecho pública su “decepción” ante las medidas del Ministerio de Cultura para paliar el impacto del covid-19, las considera “insuficientes” y opina que “denotan un claro desconocimiento, e incluso desidia, respecto a la realidad que sufrimos”. “Somos trabajadores por cuenta propia con economías pequeñas y frágiles”, señala en una carta remitida al ministro José Manuel Rodríguez Uribes. La federación aboga por un plan nacional de ayudas directas para artistas en forma de becas de creación e investigación con un fondo de dos millones de euros, una renta básica universal e incondicional y por el Estatuto del Artista. ¿Partidaria de una renta básica universal?

Amparo Sard: “El artista es un individuo que todo lo analiza con las emociones, y ahora en la época que estamos, tiene un valor añadido. Porque hoy como diría Najmanochich “sentir es la emergencia”. Las emociones son las que te permiten leer entre líneas, por ejemplo como cuando detectamos los errores, ahí es cuando reaccionamos ante tanta masa de información insulsa. Las emociones te permiten saltarte lo que no es importante. Muy parecido a eso es el mecanismo de creación y percepción del artista. Los artistas son origen de ideas, son puentes y puertas que se abren a las nuevas ideas que posteriormente se convertirán en convicciones.

Los artistas lo dejan todo para dedicarse al arte y para que todo eso pueda pasar. A los artistas hay que ayudarlos siempre, por eso y porque viven y se dejan la vida para analizar el entorno. Un análisis en el que “les va la vida”, literalmente. Además lo hacen sin pedir nada a cambio, y esa es nuestra lacra. Lo hacen porque lo necesitan hacer, porque frente a la tensión que perciben, crear les da comprensión y la comprensión les restablece la calma. Eso quiere decir que abren sus entrañas y las sirven cocinadas al espectador en un plato de acrílico, de madera, de papel, de aluminio o del material que tenga entre manos. Porque esa es la manera que tienen de analizar el entorno. Un entorno que de alguna manera lo viven como si tuvieran constantemente una espina clavada en el corazón. El proceso de comprender el entorno, que es lo único que les puede sacar la espina -momentáneamente, porque en cuanto terminan la obra vuelven a sentir la tensión. La necesidad de comprender, es lo que les lleva a crear esas obras maestras.

Si hablamos de artistas jóvenes que están empezando a labrarse un camino, quizá para los que no son del sector les será difícil entender que su aportación a la sociedad sea necesaria. Pero todos los grandes artistas empiezan siendo jóvenes artistas, si no consiguen evolucionar nunca llegarán a hacer esas obras maestras, de las que todos estamos orgullosos y que hemos disfrutado muchísimas veces.

Los artistas pues son necesarios. En esa búsqueda de comprensión los artistas se convierten en visionarios, que ven y perciben una determinada verdad antes de crearla y ofrecerla. ¿Cómo lo hacen? Los artistas cuando analizan lo hacen entre líneas, creando puentes. Y esa nueva manera de ver la vida es ir un paso por delante del momento histórico que estamos viviendo. El artista percibe lo que va a pasar antes de que suceda, porque ya ha percibido y analizado el recorrido de las emociones pasadas. Las emociones son su lenguaje. Y sobre todo, se trata de un lenguaje muy eficiente en los momentos tecnológicos que vivimos porque las emociones permiten saltarse la lectura lineal para ir más rápidos, eso es muy útil hoy. Leyendo los errores y despertando la intuición. Pero eso es un tema muy extenso.

¿Por qué no se ayuda a los artistas?

Amparo Sard: “Esas emociones que se transmiten, son precisamente verdades que pretenden hacernos entender. Esta muy presente en el mundo del arte la definición de “sociedad líquida” de Z. Baumann, que justifica que no nos queramos atar a nada, porque nos da seguridad poder escapar en cualquier momento lo antes posible. Ya no nos sirven los castillos de piedra y las relaciones personales duraderas son cada vez más inestables. Esa movilidad del tiempo está también presente en casi todas las obras de arte que vemos hoy. El artista pone densidad en el entorno, para ralentizar mostrar el error, la deformidad de todo lo que nos envuelve, no solo objetos, sino también en los valores sociales, la fealdad de los comportamientos humanos. Así consigue describir una realidad tan veloz que se nos escapa, con tanta información verídica y fake incapaz de contrastar, con la que tenemos que lidiar en las milésimas de segundos que tardamos en hacer un click. El artista da densidad al asunto, al tiempo. Para cortarlo y abrirlo quirúrgicamente, para ayudarnos a entender. A los artistas hay cuidarlos porque esa sensibilidad es algo tan delicado y evidente como intentar hacer entender a los que no entienden la relación entre artista y vida, artista y alma, o la diferencia entre artistas y “artistas EN espectáculos públicos”.

¿Cuál sería su propuesta de ayuda ideal para un artista?

Amparo Sard: “Que se les de la posibilidad de demostrar que son profesionales y que se dedican 100% al arte. Una vez comprobado, que reciban ayudas como sucede en Europa, para poder continuar con su trabajo. Un trabajo que no olvidemos es ofrecido a la sociedad”.

“Si no hubiera artistas no habría galerías de arte, ni ferias de arte, ni bienales en Venecia. Sin artistas no se generaría semejante negocio. Se piensa en el negocio pero no en el eslabón inicial, el artista en cualquiera de sus fases. Para mí no hay duda. Por supuesto que hay que ayudar a los artistas fuera de las galerías. Que las galerías reciban ayudas pero los artistas que no están “EN” la galería no la reciban, es de nuevo una apreciación errónea de la consideración del artista en la sociedad. El artista solo se pone en valor cuando genera negocio para los demás. Craso error generalizado, porque el Gobierno tiene que entender que es una inversión a largo plazo. Los artistas estamos cansados de oír “ayuda para los artistas” y comprobar que la ayuda es queda “EN” el camino.

Se habla mucho de ayudas al sector de la cultura, sin embargo, el sector no deja de hundirse y son pocos los que reciben ayudas que les permitan desarrollar su trabajo. ¿Qué está fallando en las administraciones? ¿Qué ayudas funcionan actualmente en España? ¿Qué propuestas defiende usted?

Fernando Gómez de la Cuesta: “Fallan muchas cosas, pero no son culpa específicamente de la pandemia, esta situación crítica no ha hecho sino dejar al descubierto males estructurales que llevamos tiempo sufriendo y a los que no se ha puesto remedio cuando había una coyuntura más favorable. Ahora, en un contexto dramático, va a ser muy difícil, por no decir imposible, solucionarlos. Lo que falla, fundamentalmente, son las personas, los equipos de gobierno y los partidos políticos en el poder, todos aquellos que deben tomar las decisiones. En ese conjunto de individuos e instituciones ineficaces concurren: un desconocimiento del tejido cultural, de sus necesidades y de su funcionamiento, una torpeza crónica a la hora de encarar todo aquello que desconocen y una cobardía sin límites para intentar arreglar las estructuras que no funcionan, pero que, recordemos, son las mismas que les han situado en esa posición de poder.

Lo que falla es que la cultura esté absolutamente supeditada a la política cuando, ni los ritmos ni los objetivos, son los mismos, la cultura, la creación, no pueden ir al compás de una legislatura porque nuestros plazos son otros, tampoco podemos ser los voceros de las ideologías que ellos toman como bandera, puesto que la independencia es un atributo esencial de la creación y de la cultura.

Se podía pensar que una situación extrema como la que estamos viviendo alteraría, aunque solo fuera por un sentimiento básico de humanidad, las estrategias que los políticos en el poder llevan años manteniendo con respecto a la cultura, pero no, lejos de mejorarse, se han consolidado en su error, empeorado o, como mucho, se las ha camuflado bajo la capa confusa del coronavirus. Sin embargo, la táctica que subyace sigue siendo la misma: unos políticos que prefieren permanecer escondidos, parapetados detrás de una burocracia que desborda al ciudadano y que impide la efectividad de cualquier tipo de ayuda o medida, mientras sirve de coartada, al propio político, para no tomar ninguna decisión y poder repercutir la responsabilidad en un ciudadano “incapaz” de resolver los trámites y condiciones que se les imponen.

Preocupa mucho el desconocimiento que los políticos en el poder tienen sobre nuestro tejido cultural después de habernos convocado a tantas (e interminables) reuniones, quizá sea porque el único motivo que tienen esas reuniones no es escucharnos como tejido, ni mucho menos actuar en consecuencia, sino que la verdadera finalidad, para los políticos, sea el mero acto de reunirse en sí, un encuentro que les procura sus objetivos: la foto y ganar tiempo para que la legislatura pase, haciendo lo mínimo y sin meterse en líos.

Ejemplos hay muchos. Como ACCAIB hemos acudido a bastantes de estas reuniones. Les interesa nuestra presencia y la del resto de asociaciones convocadas puesto que les legitima, una ficción de participación que queda reducida al comunicado institucional de que la reunión se ha producido. Nosotros vamos a esas reuniones a repetir, por enésima vez, lo que tantas veces han oído. Sin embargo, cuando somos nosotros los que les requerimos por escrito sobre cualquier cuestión, obtenemos la callada por respuesta.

Desde ACCAIB, y solo en 2020, hemos remitido múltiples consultas sobre muchas cuestiones. En la mesa del Ajuntament de Palma (o en alguna de sus papeleras) hay escritos nuestros referentes a la propuesta municipal de adquisición de obras de arte, también sobre las Becas de la Miró, sobre el CAC Palma, sobre los resúmenes de las reuniones de la comisión delegada de cultura… Parece mentira que la Regiduría de cultura con más cargos en nómina que se recuerda, no sea capaz ni de dar acuse de recibo… Con el IEB no hemos corrido mucha mejor suerte.

Quien sí que nos ha contestado ha sido la dirección de Es Baluard referente al reciente tema de las adquisiciones para la colección del Museo. Un ejemplo perfecto de todo esto que estamos comentando, de cómo la demagogia política ha querido camuflar de “ayuda extraordinaria COVID” lo que realmente tendría que ser la dotación ordinaria, mínima y anual, para construir la colección de dicho museo. Lo que comentábamos antes: la precariedad antecede a la pandemia y como previamente, esta bolsa, estaba miserablemente dotada, ahora la dotan un poco más y creen cumplir dos objetivos por el precio de uno. Pero esa dotación no es una ayuda COVID, las colecciones de los museos se deben construir en base a criterios científicos e historiográficos analizados por una comisión de expertos independientes, no atendiendo a criterios de emergencia. Lo que tienen que hacer esas administraciones públicas, si de verdad quieren adoptar medidas efectivas en una situación como la que nos encontramos, es apelar a planteamientos más transversales, a rentas vitales, a subsidios directos que no dependan de criterios de calidad artística sino de necesidad, a contratación pública con proyectos de iniciativa institucional, y que dejen de parapetarse detrás de convocatorias excesivamente burocratizadas o de propuestas camufladas de ayuda extraordinaria cuando, en realidad, son gasto ordinario para cubrir una necesidad básica que hace mucho tiempo, en la era prepandemia, ya debería estar plenamente resuelta y consolidada. Hace poco dijeron que la cultura es un bien esencial, ya es hora de que comiencen a demostrarlo”.

AMPARO SARD: “QUIERO SEGUIR ASÍ, SORPRENDIÉNDOME POCO A POCO”

23 / 12 / 2020
Marina Sancho

Amparo Sard,  artista de Mallorca, reflexiona sobre el papel del espectador frente a la obra de arte. Y de cómo el artista debe encontrar los resortes para lograr emocionar al espectador, en una época tan aparentemente superficial como esta.

 

Eres profesora de pintura en la Universidad de Barcelona desde hace más de 20 años, ¿cómo explicas a tus alumnos qué es el arte?

Arte es todo lo que el artista tiene intención de que lo sea. Luego hay muchos niveles de arte.

¿Crees que toda obra de arte necesita ser explicada?

Me gusta comprender mi entorno, que las cosas tengan sentido. Siempre he pensado que los artistas percibimos cosas que a lo mejor el resto de la gente no puede percibir. Creo que lo que hacemos con nuestra obra es coger un trozo del mundo que no comprendemos y que, a la hora de crear, intentamos comprenderlo. Es durante ese proceso de creación donde experimentamos un momento de paz y de calma, porque vamos resolviendo y encontrando sentido a la vida.

¿Cuándo fuiste consciente de que te gustaba crear con las manos?

Tenía seis o siete años. Mi padre tenía una colección de vinilos de jazz. Un día le cogí unos cuantos y con un trofeo que había por allí hice una especie de escultura. Pensé que esos vinilos no eran muy importantes porque estaban en una caja en un rincón, y que yo estaba haciendo algo bueno. Pero cuando mi padre lo vio, claro, no le hizo ninguna gracia.

¿Qué sentiste cuando empezaste a perforar papeles, y por qué elegiste esta técnica?

Tengo un cariño especial al papel. Es muy curioso, pero al final la técnica se va adaptando a las necesidades expresivas que tú tienes. Los primeros agujeros que yo hacía no eran figurativos. Al final todo va evolucionando y se va explicando por sí solo, o tú le vas encontrando una explicación y un sentido. En sus orígenes los agujeros me servían para contar una determinada historia, pero ahora tienen otro significado para mí: son acción. Ahora el agujero es algo que conecta todo en mi obra, rompiendo la antigua idea de imagen.

¿Cuál es tu forma de trabajar?

Soy muy exigente, eso quiere decir que todo lo que hago tiene una carga de pasado, una manera de saber hacer las cosas. Al mismo tiempo, necesito siempre evolucionar, y eso es algo que me pesa muchísimo porque es muy duro estar constantemente investigando y no haciendo veinte mil cuadros iguales. Encajar todo esto es complicado, pero de algún modo lo consigo.

Por tu experiencia, ¿qué crees que siente el espectador ante tu obra?

Pienso que hay tres pasos para entender mi obra. El primero es el más superficial, la técnica. Hay mucha gente que cuando se pone delante de un cuadro mío se queda un poco sorprendida por la técnica. El siguiente paso son las historias, que se va encontrando dentro de ese cuadro. Y luego está el tercer paso, que es el que a mí me interesa más: el que te conecta con las emociones. Y ese tipo de emociones no necesitan una narrativa. Se trata de una rápida impresión más eficiente para entrar en la obra.

Eres Doctora Cum Laude en Filosofía del Arte, ¿de qué trata tu tesis?

Habla de hacia dónde se dirige el arte hoy en día, de dónde queda la trascendencia, qué sucede cuando todo puede ser falso en la era de las tecnologías. De ojos para fuera parece que todo puede ser mentira. Y aún así, ¿cómo consigue el artista transmitir algo importante, trascendente? Pues lo consigue tocando los resortes internos de las personas para que reaccionen, la parte más profunda de sus miedos.

¿En qué estás trabajando actualmente?

Estoy centrada en una nueva obra sobre arte visual, es una pieza flotante que solo existirá a través de las tecnologías. Sin ellas no se podrá ver. La historia que quiero contar es que todo es falso, pero si lo ves a partir del teléfono, al final se convierte en verdadero. Es un paso más en esa investigación, y yo quiero seguir así, sorprendiéndome poco a poco.

Recientemente has viajado a la India, ¿qué has hecho y cómo ha sido tu experiencia en aquel país?

Nos damos golpes de pecho quejándonos de todas las desgracias del planeta, pero no reaccionamos, actuamos como si se tratara de otra película de ciencia ficción que se cuela en nuestras pantallas. Hace un tiempo consideré que no bastaba con […]

Róterdam, Nápoles, Madrid, Mónaco y Salamanca visitan la obra de Amparo Sard

10 / 11 / 2020
Gabi Rodas

 

Entre sus proyectos más ambiciosos figuran la exposición ‘Aberración’, con el trasfondo de las nuevas tecnologías y las redes, que transformará el museo Da2 en abril de 2021, y el festival de videoarte de Nápoles

 

Róterdam, Nápoles, Madrid, Salamanca y Mónaco. El futuro más inmediato de Amparo Sard pasa por estas cinco ciudades, en las que la artista mallorquina, «sorprendida de que todos los proyectos que tenía se aguanten» con la pandemia apretando, exhibirá unos trabajos marcados por la ilusión, la tensión y la preocupación por el medio ambiente y la desgracia social.

La primera exposición en el tiempo es Help!!, ya abierta al público, en la Galería Phoebus de Róterdam. «No pude ir a la inauguración por el confinamiento que implicaba desplazarme allí, pero llevo ya mas de 15 años trabajando con esta galería. Nos conocemos bien, incluso con sus coleccionistas. Eso facilita mucho», comenta la protagonista de una muestra que se levanta a partir de esculturas de aluminio y de fibra de vidrio o de poliuretano, y papeles grandes perforados. Unas obras con las que invita a reflexionar sobre tecnología, fake, insensibilidad y verdad. «Para mí la única verdad es la que somos capaz de detectar en el momento que estamos viendo la obra. Por eso, por un lado puedes encontrar un storyboard en los diferentes papeles perforados, que hace referencia a todo lo que me crea tensión de este pasotismo social; pero luego, para ayudar a que el espectador sienta la misma angustia, intento forzar la deformidad, la tensión de la obra con ese otro lenguaje, el siniestro. Eso crea incomprensión al espectador y por consiguiente angustia. Esa es la parte que nos conecta con nuestro yo mas profundo, el que no engaña», subraya Amparo Sard.

Otra parada que le hace estar radiante es Nápoles, ciudad que ha impulsado un festival en el que se reunirán algunos de los mejores videoartistas internacionales del momento, caso del colectivo ruso AES+F; Adrian Paci, presente en el Guggenheim y Moma; y el dúo italiano Masbedo, entre otros. «Todo un lujo», asiente en referencia a un proyecto comisariado por Chiara Guidi, quien contactó con Sard a través de su galerista italiana Paola Verrengia, con la que lleva trabajando hace tres lustros.

En Mónaco, en la galería Monaco Modern, también mostrará obra, a partir de febrero. Se trata de un espacio interesado en seleccionar artistas preocupados por el medio ambiente, con el fin de concienciar al visitante sobre el desastre climático. «Les interesó sobre todo la nueva técnica que desarrollé de plásticos reciclados; que utilicé por primera vez en la India, con la Fundación Vicente Ferrer», apunta.

También ligado con la ecología y la conservación del planeta es el festival que el «genial» comisario David Barro está dirigiendo en Madrid, y para el que ha fichado a Amparo Sard, junto a otros artistas de la talla del belga Patrick Hamilton. Sard participa con una gran instalación de desechos de porexpam, recuperados con resina. «Hace falta una revolución cultural que sitúe al ciudadano en el centro del problema y de la solución», señala.

Uno de sus proyectos más ambiciosos pasa por Salamanca. Se podrá visitar en abril de 2021 en el museo Da2 y lleva por título Aberración. Una exposición «muy completa» que quiere ser una toma de conciencia sobre la forma en que han evolucionado las reacciones sociales, en gran parte por la aparición de las nuevas tecnologías y las redes sociales. «Todo se percibe como si se tratara de una película de ciencia ficción, que no nos afecta ni nos quita el sueño, ni el apetito a la hora de cenar, aunque veamos en los informativos tragedias de todo tipo. Hambrunas y muertes de inmigrantes, ante los que nos damos golpes de pecho pero que, a la hora de la verdad, no somos capaces de reaccionar ni de hacer algo al respecto». Sard, sí. Una artista «transparente» para tiempos oscuros que tomará el Da2 con sus paisajes desubicados, árboles que parecen gusanos, pájaros que se asemejan a moscas y dimensiones que se desvinculan de la realidad conocida.europa, en la agenda de sard. Holanda, Italia y Mónaco son tres de los países en los que Amparo Sard exhibirá sus trabajos en los próximos meses. 1 La artista mallorquina, preparando el transporte de la obra que presenta en la Galería Phoebus de Róterdam.2 Técnica nueva de plástico reciclado.3 Trabajando una escultura de aluminio para el proyecto de Róterdam.4 El cuadro, colgado en su estudio, viajará a la Monaco Modern.

 

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